Editorial

Injustificado impasse diplomático

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El lamentable cruce de declaraciones entre los mandatarios de Argentina y España esta última semana pone de manifiesto una forma personalista de entender el liderazgo político que, además de hacerle un flaco favor a la democracia, puede terminar lesionando los intereses de sus respectivos países.

El nuevo Presidente argentino suele exhibir un estilo oratorio directo y a ratos abrasivo que es parte importante de su imagen de líder ajeno a la política tradicional. Más allá de apreciaciones idiosincráticas, ello termina transformando la tribuna presidencial en un espacio casi permanente de conflicto y controversia, antes que en uno de proyección de liderazgo e ideas; y en uno, también, intensamente personalista, en lugar de institucional.

No hay razón de peso para que las relaciones entre España y Argentina sufran daño a raíz de un roce entre sus mandatarios.

Peor aun, el lenguaje y el tono que a menudo utiliza Javier Milei para referirse o dirigirse a sus opositores remite, justamente, al de otros líderes de la región de quienes él es especialmente crítico -peronistas y chavistas-, que han empobrecido el discurso público y la convivencia democrática con un discurso abundante en insultos, caricaturas y ataques destemplados. El daño de ese tipo de oratoria a la credibilidad de esos líderes, por cierto, está a la vista.

Dicho esto, las palabras de Milei contra su homólogo español y su esposa son tan criticables como expresiones anteriores de funcionarios españoles sobre su persona, también agraviantes. Pero que ello motive el retiro permanente de la embajadora española en Argentina denota de parte de Pedro Sánchez un tipo de personalismo aún más peligroso, pues subordina las relaciones diplomáticas entre ambos países al afecto o animadversión mutua de sus respectivos líderes, afectando los intereses de sus ciudadanos y sus empresas por una polémica que no los atañe directamente. Si existe agravio, es para Sánchez, no su país.

No hay razón de peso para que las relaciones entre España y Argentina se vean tensionadas o sufran daño a raíz de este desafortunado episodio. La calidad de sus respectivos liderazgos se verá también en la forma en que logren darlo por superado.

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